El pasado día 20 de enero de 2017 volvíamos a despertarnos con otra terrible noticia que afectaba al patrimonio histórico y cultural. Parece que la historia, un ente que es cíclico, vuelve a repetirse. La víctima, otra vez la ciudad antigua de Palmira, ubicada en la actual Siria. El culpable, de nuevo, el ISIS (Estado Islámico). ¿Qué ha sucedido esta vez? ¿Cómo un enclave como ese, que había sido recuperado, ha vuelto a caer en manos de esos desaprensivos?
Ataques al patrimonio de la humanidad
Hace unos meses ya redacté una entrada en mi blog por un tema similar. Por aquel entonces hablé de la antigua ciudad asiria de Nimrud, sobre la cual también dejaron su huella esos fanáticos religiosos. Tras la recuperación de la misma, por parte del ejército de Irak, se pudo hacer un balance del estado en el que había quedado el yacimiento. Fue un verdadero desastre, un atentado contra la historia en si misma. La UNESCO condenó la acción como de «crímenes contra la humanidad». En su día, en el programa de radio, La Biblioteca Perdida, hablé largo y tendido sobre este tema con Míkel Carramiñana. Si queréis podéis escuchar con más detalle la entrevista íntegra en el siguiente enlace:
En esta ocasión, con la ciudad retomada a finales del año pasado por los islamistas, parece que las ruinas no han corrido mejor suerte. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, este nuevo ataque tendría la misma consideración que el que sufrió la antigua Nimrud. Maamoun Abdulkarim, que ostenta el cargo de director general de Antigüedades y Museos de Siria dio detalles sobre lo sucedido.
Recuperación de Palmira por el ISIS
El pasado mes de marzo de 2016, nos alegrábamos de saber que la ciudad había sido recuperada por las tropas sirias, apoyadas por la aviación rusa. Estos se encargaron de expulsar a los radicales del mismo yacimiento tras tener que librar intensos combates. Según palabras del propio Abdulkarim, se pudo concluir que más del 80% de las piezas habían sobrevivido a los más de diez meses de ocupación. Sin duda fueron buenas noticias, teniendo en cuenta que por el camino se habían quedado múltiples tumbas y que del templo de Baal tan sólo quedo un pórtico en pie.
Lejos de ser liberada definitivamente, el pasado mes de diciembre de 2016, el ISIS regresó a la ciudad. Aprovechando que el grueso de las tropas sirias estaban asediando la ciudad de Alepo, y con la colaboración de unos 4000 miembros recién llegados desde Mosul, se hizo de nuevo con el control. Según uno de los generales al mando del ejército sirio, se ha iniciado una dura ofensiva para recuperar de nuevo el enclave. Ese oficial ha dicho que se han intensificado los combates en el desierto y que ya están a unos 100 kilómetros de la ciudad.
La duda que surge en este momento es saber como nadie fue capaz de detectar como los incursores del ISIS avanzaban hacia su objetivo. Más teniendo en cuenta la cantidad de aviones que sobrevuelan esa zona y que se encargan de hacer tareas de control y vigilancia.
La huella del integrismo islámico
Por si no fuera poco, además de atentar contra el patrimonio histórico, los radicales dejan un rastro de cadáveres a su paso. Si durante la anterior ocupación no tuvieron ningún escrúpulo para acabar con la vida de cerca de 500 personas, en esta ocasión van por el mismo camino. A día de hoy ya se contabilizan cerca de 12 personas muertas, en menos de un mes de ocupación. Entre ellas cuatro civiles, que fueron decapitados de la misma forma que en su momento el arqueólogo Jaled Asaad.
Y es que el pánico y el terror que vienen de la mano de estos fanáticos ha hecho que una ciudad que llegó a tener cerca de 100000 habitantes, a día de hoy esté casi desierta.
Edificios afectados
En esta ocasión, y como ya he dicho antes, en menos de un mes, la destrucción ha hecho de nuevo acto de presencia. Pese a no haberlo confirmado hasta el día 20 de este mes, cuando las imágenes tomadas por un satélite lo han confirmado, ya se sospechaba que los fanáticos habían vuelto a hacer de las suyas. Abdulkarim se encargó de confirmar que las noticias ya le habían llegado hacía unos diez días. Pese a que los rumores parecían ser ciertos, tenía fe en que fueran falsos. Las fotos tomadas por el satélite UNOSAT a petición de la UNESCO, han confirmado daños importantes. Entre los edificios afectados está el magnífico teatro construido durante el siglo III d. C. Las partes más dañadas son el proscenio y la escena de la obra arquitectónica.
Otro de los conjuntos afectados es el Tetrápilo de la ciudad, que estaba ubicado en una avenida situada tras el teatro. En las fotografías que han sido publicadas se puede observar claramente la destrucción de este conjunto, para la cual es muy probable que se hayan usado explosivos, a juzgar por el resultado. Aunque no ha podido ser confirmada la fecha específica de la destrucción, se especula que esta se podría haber producido entre el 26 de diciembre de 2016 y el 10 de enero de 2017.
Conclusiones
Todo esto vuelve a hacer que nos reformulemos las mismas preguntas de siempre. ¿Por qué se está permitiendo que todo esto suceda? ¿Están los gobiernos más preocupados de ganar una guerra que de proteger algo tan valioso como el patrimonio histórico? ¿Existe alguna manera de castigar este tipo de comportamientos? ¿Cuál es el objetivo del ISIS al cometer este tipo de ataques?
Muchas preguntas, pocas respuestas. O más bien, respuestas poco claras. No sé si es únicamente un tema de fanatismo religioso, un afán de borrar cualquier vestigio del resto de religiones. Quizás tan sólo sea eso, aunque creo que hay algo más detrás de esta obsesión. Tal vez una intención de expolio destinada a sufragar los gastos de una guerra que se está eternizando. Las armas son caras, y las antigüedades se pagan a precio de oro. Siempre hay gente dispuesta a obtener piezas para sus colecciones privadas a cualquier precio. Cómo hay demanda, es lógico que haya oferta.
Tal vez algún día, esas piezas que creemos que han sido destruidas, vuelven a salir a la luz en algún lugar inesperado… Es tan sólo una hipótesis, pero en nuestra naturaleza está también el hacernos preguntas… Sino que sería el hombre.
Sergio Alejo
Autor de Las Crónicas de Tito Valerio Nerva
Jimena dice
Gracias por tu aporte. Reciba un cordial saludo.