Bienvenidos a una nueva entrada de mi blog. El tema que vamos a tratar hoy va relacionado con una entrada anterior en la que os hablé sobre la situación de las fronteras romanas en el bajo imperio. Os dejo el título de la misma para que la repaséis antes de poneros con esta: Los ejércitos de frontera en el bajo imperio. Hoy seguiré hablando del mismo tema, pero centrándome en las fronteras en tiempos de Diocleciano y Constantino, los sucesores de los emperadores de la anterior entrada.
Antes de entrar en el meollo, querría aclarar que el nuevo y flamante emperador no se centró únicamente en restaurar las fronteras. Su intención iba mucho más allá, y lo que pretendía era reorganizar el Estado de manera generalizada, teniendo en cuenta lo mal que habían ido las cosas en las décadas anteriores.
Es por ello que inicialmente se esforzó en reestructurar la organización provincial y por ello introdujo una serie de reformas o cambios. El más destacado en este campo fue la división de provincias en otras más pequeñas que en teoría debían ser más fáciles de gestionar. Estrechamente relacionada a esta reorganización territorial, se redefinieron las estructuras de mandos de los ejércitos. Y es que ambas cosas iban estrechamente relacionadas. Además, la carrera militar y la civil comenzaron a diferenciarse entre ellas.
¿Fueron estas reformas hechas por Diocleciano?
Aunque hubieron muchas reformas que afrontar, es cierto que algunas de ellas las llevaron a cabo sus sucesores. Esto hace más difícil saber cuáles se le pueden atribuir a su persona. Lo que sí que es cierto es que Diocleciano aplicó muchas de carácter administrativo. Enfocadas sobre todo en el ejército, uno de los pilares sobre los que se debía sustentar el nuevo modelo de Estado.

En cuanto a la política de fronteras, podemos afirmar que el nuevo emperador se dedicó a asegurarlas tal y cómo dijimos anteriormente. Para llevar a cabo esa tarea, hizo construir fuertes y fortines por todo el limes. Sabemos que la apariencia de estas fortalezas varió sustancialmente por las evidencias halladas en territorios como África, Britania o las fronteras del Danubio y el Rin.
Cabe destacar que muchos fueron de nueva planta. Aunque otros se reaprovecharon y se reconstruyeron en base a antiguas fortalezas y campamentos preexistentes de períodos anteriores. En cuanto a las novedades más destacables a nivel arquitectónico de esos asentamientos, encontramos por ejemplo la construcción de un solo acceso. Así, el estilo anterior en el que había varias puertas cambió. Se taponaron los otros si es que ya existían colocando torres de defensa en su lugar.
Pese a que el uso de torres de defensa o pequeños asentamientos llamados burgi no eran exclusivos de este período, sí que es verdad que se intensificó por su practicidad. Imaginamos por el bajo coste que suponía para una economía que estaba en fase de recuperación.
El nuevo modelo de gobierno: la Tetrarquía
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, Diocleciano fue considerado un emperador preocupado por restablecer las fronteras del imperio. Tras unas décadas más que convulsas en las que el peligro era tanto exterior como interior, tomó la riendas para intentar recuperar un imperio que estaba gravemente herido. Pero cómo ya os he comentado antes, sería un error afirmar que fue sólo él quien lo hizo. Y es que innovó también en la forma de gobernar el imperio.
Fue el precursor de lo que sería conocido como Tetrarquía, es decir el gobierno de cuatro. Dos Augustos y dos césares por debajo de ellos, dos en cada parte del imperio. Para llevar a cabo todas esas reformas, contó con su socio de gobierno, Maximiano, que le ayudó en la tarea de pacificación de las fronteras. Este coemperador jugó un papel destacado, llevando a cabo guerras contra las tribus bárbaras y contra elementos internos de sublevación. Un ejemplo de este último caso fueron por ejemplo las famosas la bagaudas.
En cuanto al ejército de Diocleciano debemos afirmar que hay escasos datos que nos puedan confirmar el número total de efectivos disponibles. Aunque teniendo en cuenta el número de legiones, unidades de caballería y auxiliares, sí que nos podemos aventurar a decir que el tamaño de las legiones se vio reducido considerablemente.

Podríamos afirmar que los tiempos en los que nos movemos son posteriores a unos muy convulsos, por lo que eso nos hace pensar que las unidades legionarias podrían oscilar alrededor de los mil efectivos, y las de caballería tal vez rondaran los quinientos. Aunque no nos podemos arriesgar a hacer tal afirmación, sino más bien diríamos que puede ser una aproximación.
¿Aumento del número de legiones?
Algunos autores sugieren que Diocleciano creó nuevas legiones, pasando de las 39 disponibles a su subida al trono a quizás 59 o 60. Pero no es la única teoría acerca del número de legiones, sino que otros autores afirman que llegó a crear 35 más que se añadieron a las 34 que estaban vigentes desde tiempos de Septimio Severo.
Si tenemos en cuenta que cada legión podía tener unos mil efectivos como hemos dicho antes, sí que parece factible reclutar a todas esas legiones. Ahora. si cada unidad estaba compuesta por los números de los viejos tiempos, es decir cerca de seis mil, eso ya parece menos probable.
Aunque se acepte la teoría de que esas fueran las cifras, es cierto que sería probable que no todas estuvieran compuestas únicamente por mil hombres. Es decir, que algunas de ellas, imaginamos que las más antiguas o las menos afectadas por las guerras, tal vez conservaran un mayor número de hombres. Es probable que las de nueva creación sí que tuvieran menos efectivos por una cuestión de mera practicidad o de los recursos económicos disponibles.
Por lo tanto y basándonos en la poca, por no decir inexistente información sobre este período, podría ser que la reducción de los efectivos pudiera atribuirsele al emperador Constantino y no a Diocleciano. Al fin y al cabo, este último llevó a cabo una política de refuerzo de las fronteras que requería más unidades y más hombres.
Constantino y su política fronteriza
Pero pasemos a hablar ahora de Constantino y de su política en este campo y es que no hay evidencias de que se dedicara en exceso a reforzarlas. Imaginamos que no por falta de ganas, sino más bien por el hecho de que Diocleciano ya había cumplido con creces esa tarea. Entonces no era tan prioritario para él como lo había sido para su predecesor. Así pues, no tuvo más que dedicarse a reparar lo que estaba maltrecho y ya de paso perfeccionar lo que pudiera.

Y en lo relativo a las tropas de fronteras de este momento, nos encontramos con la misma escasez de datos que sucedió con Diocleciano. En este punto, parece que hay autores como es el caso de Van Berchem, que son partidarios de que la división entre ejércitos de frontera (limitanei) y ejércitos de campaña (comitatenses) se produjo en algún momento entre los año 311 y 325. Lo que quiere decir que se produjo bajo el gobierno de Constantino y no bajo el de Diocleciano como se había pensado comúnmente.
Limitanei y comitatenses. La eterna pregunta
El autor se basó en unas inscripciones halladas en un prescripto imperial y en una ley, ambas hechas por Constantino. En estas, se hacía alusión a las condiciones y privilegios de los diferentes tipos de soldados que conformaban el ejército. La ley del 325 es más detallada que el prescripto y hace alusión a tres diferentes tipos de tropas. En primer lugar a las comitatenses, luego a las ripenses, y por último a las alaes et cohortales. La primera sería claramente la parte móvil del ejército, y las otras dos, las tropas fronterizas.
Refiriéndonos al tipo de tropa llamado ripenses, podemos afirmar que era la denominación que se le daba a las del tipo limitanei (término que englobaba a todas las que estaban destinadas a la defensa de las zonas fronterizas) que servían en zonas o fronteras fluviales. En estas leyes ya se deja claro que eran inferiores en categoría a las otras.
A las tropas de frontera del bajo imperio se las suele considerar ineficaces, débiles y de escaso valor militar. Básicamente porqué muchos de esos soldados eran más bien levas de milicia campesina que se movilizaba en momentos de crisis. También es cierto el dato de que los hombres de mejor nivel eran destinados a los comitatenses y los peores enviados a la frontera.
Mejor o peor nivel. Cuestión de perspectiva
Aunque como siempre y ante tan escasa información hay diferentes posturas y teorías que vienen a discrepar sobre el tema. Por jemplo, autores como Jones, defienden que no eran de tan bajo nivel, y más teniendo en cuenta la aparición de otra denominación para unidades militares del momento: la de pseudocomitatenses. Estas vendrían a ser tropas fronterizas, es decir de limitanei, que se incorporaban a los ejércitos de campaña, es decir a los comitatenses, en algunas ocasiones.
Y es que en tiempos tan tardíos como los de Honorio, o en la época de Justiniano en Oriente todavía existían estos limitanei, lo que nos indica que tan inútiles no serían si perduraron tanto en el tiempo.
Para concluir el tema de las fronteras y de los ejércitos que las defendían, debemos decir que da igual que emperador dividiera las tropas en dos tipologías o tres, ya que era un proceso que irremediablemente acabaría ocurriendo. Tener tropas móviles era una necesidad elemental, y el incremento de incursiones bárbaras hacía necesario acudir a puntos distantes según las necesidades de cada momento.
Algunos investigadores han defendido la teoría de que Constantino se preocupó más d defender su trono que de las fronteras. Pero no se debe olvidar que una cosa no existiría sin la otra, y el emperador no era tan estúpido como para caer en ese error. Vale que pasar de una tetrarquía a un gobierno de una persona implicaba cambios necesarios y tenerse que proteger, pero eso no significó que las descuidara tal y cómo algunos investigadores han dado por sentado.
Espero que este repaso por las fronteras del bajo imperio, o de parte de él, os haya parecido interesante. No descarto retomar el tema más adelante, ya que es muy interesante y un buen punto para conocer el declive del imperio. Me despido de vosotros hasta la próxima entrega de ¿Sabías qué?
Dani dice
Muy interesante. Además las tropas de frontera eran más de infantería mientras que las de reserva eran principalmente de caballería ¿cierto?
Sergio Alejo dice
Hola Dani,
No necesariamente, simplemente que unas eran de mayor calidad y profesionalidad, las de interior, mientras que las otras eran más bien hombres que se habían asentado allí para defender los territorios. En cuanto al tipo, las tropas de fontera también disponían de caballería, aunque como ya te he comentado, sería más bien ligera y peor pertrechada que la de los ejércitos regulares. En cualquier caso, algunas de las unidades fronterizas, en momentos puntuales podían pasar a formar parte de los ejércitos regulares por causas de fuerza mayor, adquiriendo de esa manera un estatus superior.
Muchas gracias como siempre por tu comentario amigo.
Un saludo cordial,
Sergio