BIenvenidos a una nueva entrada de la sección ¿Sabías que? de mi blog. En esta ocasión os voy a hablar de una confederación de ciudades estado que se erigieron como una gran potencia comercial en el Mediterráneo. Seguro que algo sabréis sobre ellas y sobre el importante papel que jugarían entorno a los siglos IX y VIII a. C. Os hablaré sobre el auge de las ciudades fenicias.
¿Qué podemos decir acerca de esas ciudades cananeas que se levantaban en las costas de lo que sería el actual Líbano? Pues obviamente que formaban una extensa red de ciudades estado con cierta independencia entre sí. Vamos podríamos decir que al estilo de las poleis griegas. Cada una de ellas disponía de un rey al frente y de una tradición urbana bastante antigua. Además, poseían una economía muy potente especializada en torno al comercio y la producción de manufacturas.
¿Quiénes eran los fenicios?
Pero antes de seguir con sus ciudades, hablemos un poco de ellos. Debéis saber para empezar que eran cananeos de origen semítico, es decir originarios de la zona de Canaán, lo que sería la actual zona que ocupa el Líbano. Todas las ciudades se levantaban en la franja marítima más oriental del Mediterráneo, y hacían frontera con el reino de Israel al sur y con el imperio asirio al este.

Ellos se llamaron a sí mismos Kena’ani, lo que sin duda se parece bastante al término cananeo. Aunque fueron los griegos los que les pusieron el nombre de phoinikes. Esa palabra para denominarlos hacía referencia al color púrpura rojizo de las túnicas que vestían. Y es que ese color era poco común como tinte y era bastante caro. Además, se extraía de una especie de molusco tipo mejillón, llamado múrex en latín y múrice en castellano, propio de la zona de Fenicia. De ahí el nombre que se les quedó y con el que fueron conocidos tanto por los helenos como posteriormente por los romanos.
Cambios sustanciales
En ese campo comercial fue donde se dieron los cambios necesarios que auparon a los fenicios hasta la cúspide. Se ampliaron los horizontes geográficos y se buscaron rutas más allá de Canaán. Además se pasó de un comercio muy especializado en materias primeras y objetos de lujo a otro mucho más diversificado.
Las actividades comerciales también dejaron de ser monopolizadas por los palacios. Aparecieron por aquel entonces otros centros de carácter más privado que también entraron en el juego. Los templos fueron elementos percusores de la expansión marítima que llevaron a cabo los fenicios por todo el Mediterráneo.
Fue entre los siglos XII y XI a. C., cuando la ciudad de Biblos, una de las más potentes de la región, comenzó a perder importancia. No se saben las causas, aunque nada tuvo que ver con los famosos Pueblos del Mar. Esa pérdida de influencia vendría dada por otros aspectos. La cuestión fue que su lugar fue ocupado por la ciudad de Sidón. Desde allí se reemprendió la reconstrucción de Tiro, que había sido parciamente destruida.
El auge de la ciudad de Tiro
Pero como si de una carrera de relevos se tratara, fue Tiro la que poco a poco fue creciendo. Hacía el siglo X a. C. se convirtió en la metrópoli más destacada de toda Fenicia. Su importancia perduró hasta el siglo VII a. C. y desde allí partieron expediciones que colonizarían todos los rincones del Mediterráneo.
Durante el siglo IX a. C., los fenicios, con Tiro al frente, colonizaron el norte de Siria y de Cilicia. Crearon una amplia red de factorías que sirvió para establecer una potente red comercial. Esa les hizo hacerse con ingentes cantidades de metales y de esclavos.
Pero la colonización no se debió únicamente a un tema comercial. Recordemos el modelo griego del que ya os hablé en la entrada dedicada a su período de colonización. Si repasamos las causas, una de ellas fue la sobrepoblación y la escasez de tierras agrícolas. Pues a los fenicios les ocurrió lo mismo.
Y es que las ciudades fenicias habían perdido el control de amplios territorios. Esos estaban ahora en manos de los hebreos, filisteos y arameos. Eso les hizo quedarse sin esas zonas que antaño habían sido suyas. Con una superpoblación, se debía buscar una salida para esa gente. Que además de no poder trabajar las tierras, debían ser alimentados. La solución de la ecuación era sencilla: buscar nuevas tierras donde enviarlos y que fundaran allí nuevos asentamientos.
Expansión por el Mediterráneo
Durante la primera fase de esas expediciones marítimas, que podemos enmarcar en el siglo X a. C., fue la ciudad de Tiro la que llevó el peso. Sidón quedó relegada a un segundo plano en importancia. Aunque también participaría activamente en esos movimientos tanto comerciales como de población.

Durante los siguientes siglos, navegantes fenicios se asentaron en muchos puntos del Mediterráneo. Instalaron sus factorías que luego se convertirían en ciudades. Por ejemplo lo hicieron en las costas de Sicilia, en las de Cerdeña, en la isla de Malta, en el norte de África, en las Baleares y en la Península Ibérica. Como veis, prácticamente por todo el Mediterráneo. Estos asentamientos a la vez que les sirvieron a ellos mismos, contribuyeron al desarrollo general de los núcleos indígenas con los que contactaban.
Además de los lazos comerciales que establecieron, los fenicios también trajeron consigo otros elementos claves en el ámbito cultural. Y es que por ejemplo introdujeron el alfabeto, que los mismos griegos adoptaron. A la par, lo hicieron con otras innovaciones técnicas, como el torno o la metalurgia del hierro.
Las ciudades fenicias
¿Cómo se organizaban las ciudades fenicias? Pues de una manera muy similar a las poleis griegas. Eran independientes unas de otras, aunque cuando los persas se fijaron e ellas, se organizaron en una especie de confederación o liga. Las principales y mas poderosas de todas fueron Sidón y Tiro. Estas se alternaron la hegemonía en la zona en diferentes fases y momentos dependiendo de las circunstancias.
Existía la figura de un rey, que siempre estuvo presente en las metrópolis. Este monarca en ocasiones estuvo supeditado al control de reyes de otros centros fenicios más poderosos. Esta monarquía era un sistema de gobierno de carácter hereditario y con legitimación divina. Estos reyes se caracterizaron siempre por ser justos y virtuosos, por lo menos eso es lo que dicen las fuentes. Se encargaron de seguir una política de construcción centrada en los edificios públicos.

En cuanto a la reina, sabemos que tenía un papel destacado, y que llegado el caso podía hacer las veces de regente sin problema alguno. Ambos, rey y reina tenían un papel destacado en el campo religioso. Ambos eran sacerdotes de una de las divinidades más importantes del panteón fenicio, Baal y Astarté.
Pero con el tiempo, y el devenir de los acontecimientos, sobre todo fruto de la expansión marítima, la figura de los reyes quedaría relegada por la de las oligarquías en las nuevas fundaciones. Además, en las metrópolis, poco a poco se irán volviendo más poderosas en detrimento de la monarquías. Estas oligarquías se constituyeron como asambleas y jugarían en su momento un papel determinante en los conflictos de sucesión al trono que siempre estaban presentes.
Otros elementos de poder
Pero los reyes no estaban solos en la cúspide, sino que contaban con la figura de los gobernadores y de los comandantes militares. Además existían los consejos de ancianos que pertenecían a la nobleza de la ciudad y que podía llegar a tomar decisiones cuando el monarca no estaba.
También existieron las asambleas populares, aunque ya os avanzo que su margen de actuación política era muy reducido y las decisiones poco vinculantes. Este tipo de asambleas del pueblo y no de nobles, sería el tipo de gobierno más usado en las colonias de ultramar, sobre todo gracias a la ausencia de reyes en las mismas.
La economía en las ciudades fenicias
Voy a hablaros ahora sobre el factor más determinante de las ciudades fenicias: la economía. Esta economía se centraba en el tráfico comercial de mercancías, por lo tanto los puertos se erigieron en puntos claves para poderlo llevar a cabo. Con la expansión colonial, cada vez había más puertos disponibles por lo que las mercancías se movían con más rapidez.
Ese poderío económico llamó la atención de los grandes imperios orientales, cómo los asirios, los babilonios o los persas, que pronto se fijaron en los fenicios. Pero el trato que recibieron por parte de sus conquistadores fue diferente al de otras culturas, y eso en cierto modo les concedió autonomía para seguir haciendo a su manera.
El tipo de comercio también cambió respecto a tiempos anteriores, y aunque el Estado y los templos jugaron un papel fundamental a la hora de gestionar las rutas y expediciones, las iniciativas de particulares también fueron creciendo en importancia.
El artesanado

En cuanto a los productos que intercambiaban los fenicios, disponemos de una larga lista de ellos. Desde muebles, vestidos de lana y lino teñidos con el famoso púrpura que les dio el nombre (más bien fueron los griegos quiénes se lo pusieron), pasando por estatuillas y cuencos, platos y jarros de bronce y plata, todo tipo de joyería hecha en metales nobles y también en vidrio, y sin dejar de lado todo lo relativo a la cerámica.
Todos estos materiales se producían en talleres de artesanos de las mismas ciudades y los oficios se transmitían de padres a hijos. Sabemos que posteriormente se formarían una especie de corporaciones profesionales que trabajaban bajo el mando de una especie de maestro. Inicialmente estas corporaciones habían rendido cuentas directamente al palacio, aunque con el devenir de los tiempos pasaron a ser autónomas.
La sociedad fenicia
La principal diferencia social de los fenicios era la que distinguía a la población libre de la esclava. No se sabe mucho sobre estos últimos, sobre sus condiciones de vida y de trabajo, aunque como detalle que llama la atención, podían contraer matrimonio entre ellos de forma legal. Por lo menos eso es un indicio claro de que tenían algún tipo de estatuto jurídico.
En cuanto a los hombres libres, existían varios grupos diferenciados según su nivel de riqueza. Encontraríamos una especie de aristocracia agraria que habría tenido sus más y sus menos con la oligarquía urbana que se dedicaba sobre todo a las actividades comerciales. Al frente de esta oligarquía se situaba el alto sacerdocio, cosa que se atribuye a la importancia de los templos en este tipo de actividades.
Con ese incremento de las actividades comerciales y por ende de las actividades de manufactura, es natural que esa parte de la población más urbana también fuera aumentando su número. A modo de ejemplo, había una gran cantidad de oficios que se relacionaban con el comercio. No sólo los artesanos, sino también los que construían las embarcaciones, los que las equipaban, e incluso los que las fletaban. Ese artesanado se convirtió en el motor social y económico de las ciudades fenicias.
Por otro lado estaba el campesinado rural, que estaba formado por pequeños y medianos propietarios. Estos tenían que trabajar el campo, pero también tenían que cumplir con sus obligaciones de carácter militar para con la ciudad. Estos fueron los grandes protagonistas del proceso migratorio, ya que como os he comentado antes al no haber tierras que trabajar, tuvieron que buscarlas lejos de sus hogares. Serían ellos los que formarían el núcleo de las expediciones coloniales.
Espero que os haya gustado esta radiografía a las ciudades fenicias de entre los siglos XII y VII a. C. Obviamente hay mucho más que explicar, aunque eso lo dejaré ya para otro día.
Un saludo cordial y nos vemos en la siguiente entrega de ¿Sabías qué?
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