Bienvenidos a una nueva entrega de la sección de mi blog ¿Sabías que? En la entrada de esta semana os voy a hablar de un tema que seguro que os gustará: el arte de la guerra en la antigua Grecia.
Sin duda es un tema complejo pero podríamos definirlo como un estado casi natural de la cultura griega antigua. También lo fue para otras culturas coetáneas como los romanos. Pero hoy no vamos a hablar de la omnipresente Roma, lo dejaremos para otro día.
Antes, permitidme que, a todos aquellos que estéis interesados en conocer un poco más sobre la Grecia Antigua, os recomiende la lectura de la última incorporación a la colección ¿Sabías que?: Un paseo por la Antigua Grecia.
La guerra, la madre de todo
Eso fue al menos lo que dijo Heráclito de Éfeso. Y razón no le faltaba al hombre ya que Grecia no era un conglomerado ni una sola nación. Estaba formada por decenas de ciudades estado independiente con intereses variados. Y eso obviamente suponía que estos chocaran muy a menudo originando conflictos armados.
Era por tanto normal que los intereses enfrentados fueran también comunes en algunas ocasiones. Por tanto varias ciudades que los compartían formaban alianzas. Y esas alianzas se transformaban en ligas o confederaciones. El caso más claro fue el de la formación de la Liga de Corinto en el año 480 a. C., creada para frenar el avance persa en Grecia. Sabemos que la formaron más de treinta ciudades, que dejaron aparcadas sus diferencias para hacer frente a una amenaza común.
¿Y después de los persas?
Pero tras vencer a los persas las cosas volvieron a la situación anterior. Y obviamente eso pasaba por un nuevo enfrentamiento de algunas ciudades. Parecía que los griegos se abonaron a las ligas (y no me refiero a la LFP) y se comenzaron a crear nuevas.
Una de las más destacadas de ese momento fue la Liga de Delos, fundada por la potente y reforzada ciudad de Atenas. Se fundó como defensa para evitar futuras amenazas persas y acabó por ser todo un imperio marítimo.

Para los griegos la guerra era todo un arte y que requería de entrenamiento para mejorar. Sabemos que se redactaron tratados relacionados con ese mundo, como el más antiguo de ellos, el escrito por Eneas Táctico (curioso nombre). Está fechado en el siglo IV a. C. y trata sobre el arte de la poliorcética, o lo que es lo mismo: los asedios.
Otro ejemplo de tratado bélico es el escrito en el siglo I d. C., ya en tiempos de dominación romana, por Onasandro y que definía cuales debían ser las características para ser un buen general.
El papel del strategos
Strategos era el nombre en griego que le se daba al general. En algunas ciudades se les asignaba la denominación de polemarcas, los que dirigían la guerra. Estos generales de la antigua Grecia solían combatir en primera línea, así que arriesgaban sus vidad y también perdían de vista el global de sus ejércitos.
Por ello, si él caía, el ejército solía quedar descabezado, y las tropas huían del campo de batalla al verse sin un liderazgo claro. De ahí la importancia que tenían sobre la moral. Grandes hombres perecieron al frente de sus hombres, como el mismo Epaminondas de Tebas, o el gran Lisandro de Esparta.

Otros como Filipo II y su hijo Alejandro Megas (Magno) sufrieron incontables heridas que casi les llevan a la muerte. El padre fue conocido como el tuerto porqué precisamente perdió el ojo surante uno asedio a la ciudad de Metone. Su hijo también acumuló muchas a los largo de sus exitosas campañas en Asia y en la India.
La infantería griega
Pasaré ahora a hablaros sobre los diferentes tipos de unidades que formaban los ejércitos griegos. En primer lugar y en un puesto destacado entontramos al hoplita. El guerrero pesado por antonomasia que combatía en formación cerrada de falange. No voy a profundizar en ellos, así que si queréis saber más sobre ellos podéis consultar mi articulo: Los hoplitas en la antigua Grecia.
Pero los ejércitos griegos poseían también otro tipo de infantería: la ligera. Entre ellos destacaban los peltastas, llamados así porqué llevaban la pélta, un escudo demimbre trenzado y recubierto de piel. Además, estos infantes combatían con jabalinas que arrojaban a sus enemigos. Otro tipo de infantería ligera era la que formaban los arqueros y los honderos.
Esta infantería era la encaragada de dar comienzo a las batallas. Hacían sus lanzamientos pertinentes y regresaban a la seguridad del muro formado por los hoplitas. No eran importantes aunque con el tiempo sus tácticas cambiaron y les hicieron jugar un papel más relevante. Por ejemplo, el strategos ateniense, Ifícrates logró derrotar a un batallón de hoplitas espartanos (los mejores de toda Grecia) hostigándolos simplemente con infantería ligera.
La caballería
Los ejércitos griegos también conocían y usaban la caballería, aunque su papel fue más bien secundario. Los atenienses la tenían, aunque los espartanos que eran más tradicionales si la tenían, apenas la utilizaban. Su función principal era la de explorar, hostigar o perseguir a los enemigos mientras huian.
La región de Grecia que podía ser considerada una excepción era Tesalia. Formada por vastas llanuras que eran propicias para la crianza de los equinos. Debéis saber que los caballos de esa época eran más pequeños de tamaño que los actuales. Además, los jinetes carecían de la ayuda de los estribos, que llegaron a Europa hacia el siglo V- VI d. C.
La guerra marítima
Otro medio en el que destacaron los griegos fue el mar. No sólo en el aspecto bélico, sino que ya destacaron en su momento como grandes navegantes y comerciantes. Para los hombres de la Hélade, la guerra en el mar fue tan importante como la que se libraba en tierra firme.
El elemento principal de la flota de guerra griega era el trirreme. La nave que estaba conformada por tres filas de remeros (de ahí el nombre que recibía). Cada fila de remeros estaba compuesto por hombres de diferente clase. Estaban los talamitas, los zigitas y los tranitas.

Este tipo de nave medía entre 30 y 35 metros de longitud y unos 6 de ancho. Además de los remos, disponía de dos velas que no se usaban cuando se entraba en zafarrancho de combate. En cuanto a las tácticas de combate usadas, eran bastante simples. En primer lugar la típica embestida usando el espolón frontal (hecho en bronce normalmente) que buscaba abrir brecha en el casco del enemigo.
La otra modalidad de combate naval era la del abordaje de toda la vida. Acercarse a la nave enemiga y sujetarla mediante garfios. Cuando estaban paralelas, los infantes de la cubierta se lanzaban a la del rival para intentar conquistarla.
El trirreme fue el emblema de las flotas griegas y posteriormente de las helenísticas. Con la llegada de los sucesores de Alejandro aparecieron naves de mayor tamaño y con más filas de remos como las quinquirremes. Lisímaco, uno de los diadocos, mandó construir una nave de 1600 remeros y que podía albergar hasta 1200 guerreros. La llamó Leontóforos.
Pero no creáis que esa fue la mayor nave que se construyó. Porqué siempre había gente dispuesta a superar récords. En este caso fue Ptolomeo Filópator, faraón de Egipto que mandó construir una nave de 25 metros de largo por 45 de ancho, que tenían que mover la friolera de 4000 remeros.
No quería dejar este apartado sin deciros que los remeros eran hombres libres y no esclavos. Lo hacían a cambio de un salario y era una profesión tan digna y loable como cualquier otra.
La poliorcética
Este nombre tal vez os parezca extraño y complejo. No sería el que yo le pondría a mi hija, pero sin duda vale la pena dedicarle unas líneas. Cuando escuchéis hablar de ella, sabed que se refiere al arte de asediar y defender fortalezas, ciudades u otro tipo de plazas.
En ese campo los griegos eran expertos. Disponían de un conociemiento excelente para defenderlas y asediarlas, además de tener a su disposición tod un elenco de máquinas que facilitaban mucho el trabajo.
Seguro que os viene a la cabeza alguno de los grandes asedios que se llevaron a cabo en la antigüedad. Sin duda antes os he hablado de aquel en el que Filipo de Macedonia perdió su ojo. Y es que los macedonios fueron unos verdaderos especialistas en la materia. En sus tiempos se construyeron grandes máquinas, como catapultas, ballestas o incluso torres enormes que los romanos posteriormente copiaron y adaptaron a sus circunstancias.
¿Quién no recuerda la figura del gran Arquímedes de Siracusa? Fue uno de los más grandes genios de la antigüedad que puso contra las cuerdas a la todo poderosa República romana con sus artefactos. Lástima que su final fuera tan trágico.

O el gran asedio que llevó a cabo Alejandro en la ciudad de Tiro en el año 332 a. C. Aquella colosal acción queda muy bien explicada en el artículo del blog del Historicón: El asedio de Tiro. Allí encontraréis un detallado análisis de aquel glorioso episodio para los macedónicos y fatídico para los habitantes de la ciudad fenicia. Una vez leído, ya sabreís todo o casi todo lo que se tiene que saber sobre la poliorcética en el mundo griego.
Las batallas en la antigua Grecia
Trataré ahora el combate en sí. Normalmente los dos ejércitos formaban uno frente al otro, buscando siempre un territorio llano que facilitara las cosas. La formación más habitual era la de un frente amplio con una profundidad de ocho filas, aunque en momentos determinados se formó hasta con dieciséis filas de fondo (batalla de Leuctra).
Una vez formados, y hechos los rituales religiosos pertinentes, ambos ejércitos avanzaban. Era entonces cuando se empezaba a cantar el himno sagrado a Apolo: el Peán, que servía para autoinfundir valor entre las filas. El espectáculo debía ser magnífico (visto desde fuera claro).
Primeros pasos del choque
¿Pero chocaban realmente las dos líneas? ¿O se frenaban antes del contacto para tener espacio suficiente? Tiene su lógica que no chocaran, ya que eso supondría la rotura de la línea, y eso sin duda era la clave para vencer. En ese momento se producía el llamado othismos, es decir, el empuje. Se formaba una especie de meleé al estilo rugby y las filas posteriores empujaban a las de delante.
Hay mucho debate sobre si se combatía o no en estos primeros momentos de la batalla o sí tan sólo se empujaba para ganar terreno al enemigo. La cuestión es que abatir a rivales que iban tan acorazados como tu, era un atarea muy complicada, así que pocas bajas se producirían.

Y ya que estamos, os planteo otra pregunta. ¿Cómo creéis vosotros que actuaban los guerreros de las filas posteriores? ¿Empujaban colocando los escudos en la espalda de sus compañeros? Aunque nadie lo puede confirmar con certeza hay un campo que puede servirnos de prueba: la reconstrucción histórica.
Y yo que me dedico a ella os puedo asegurar que si empujas usando el escudo, cuando tengas que hacer el relevo de fila, la cosa se complicará bastante. Con la fuerza de un brazo es más que suficiente para mantener a tu compañero firme. Aunque esa es mi opinión, si alguien opina lo contrario, es libre de hacérmelo saber.
Conclusión de la batalla
¿Cómo se acababa entonces una batalla os estaréis preguntando? Sencillo. Cuando uno de los dos bandos cedía, lo normal es que acabaran huyendo, y normalmente no lo hacían de una manera ordenada ni caminando hacaa atrás. Todos trataban de ponerse a salvo e incluso llegaban a arrojar el aspis al suelo para aligerar peso.
Era entonces cuando se producía la mayor mortandad. Los vencedores se deban un festín acabando con sus enemigos abatiéndoles por la retaguardia. Incluso y así, la mortandad no era tan alta como podéis creer. Los casos más severos se producían cuando el ejército derrotado era flanqueado.
Tras la victoria, y como acto sagrado, los que había ganado construían uno o varios trofeos para honrar la gesta. Acto seguido se pactaba un cese de hostilidades y se permitía a cada bando recoger a sus muertos y heridos para proceder según quisieran o pudieran. Eso también era sagrado y los contendientes lo tenían muy interiorizado.
Y tras la batalla, como siempre ha ocurrido, llegaba el momento de entregar las distinciones a los que habían protagonizado gestas dignas de ser recompensadas.
Más o menos esta era la manera en la que los antiguos griegos hacían la guerra. Espero que os haya gustado este breve repaso que he hecho al tema. Os invito a que repaséis más aspectos que seguramente me he dejado o a que profundicéis en los que más os hayan gustado.
Como os anunciaba al inicio de la entrada, si queréis saber más sobre la Grecia Antigua, os recomiendo mi último libro de la colección ¿Sabías que?: Un paseo por la antigua Grecia. En él encontraréis algunos de los episodios y personajes más relevantes e influyentes que dieron forma a la civilización helénica, y como siempre, explicado de una forma amena y didáctica.
Versión papel | Versión digital |
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Daniela dice
Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.
PlaymoMABR13 dice
Genial artículo, me gustaría ver una foto/dibujo de cada uno de los “soldados” que formaban en un ejército típico griego